miércoles, 12 de junio de 2013

VIGILIA

Y de repente, hoy se convierte en lo que no decimos, en lo que no tocamos, en aquello que guardamos del frío. La piel que se estremece sin ser acariciada se parece mucho a esos árboles que se dejan mecer por una ligera brisa.
A veces hay palabras que no nos llegan y nos entregamos al sueño convencidos de que este día que ahora cierra los ojos no tuvo nada de especial.
En el desorden de una cama en la que despierta muchas veces al cabo de la misma noche, descansa una mano y apegado a ella un teléfono que espera una voz. Y como si todo el universo se conjugase en ese instante, en medio ya de esa vigilia, tiene la certeza de que toda la vida cabe en esas palabras con las que intentará volver a conciliar el sueño.