martes, 11 de septiembre de 2012

CEMENTERIO JUDÍO DE PRAGA





















(Para Elías Moro, por el gusto que le tiene a esta ciudad)



Abram, Armón, Eliamhn, Falik, Duved…

nombres de piedra unidos por una tierra
que les es ajena, en un cementerio
donde nunca se encuentra el silencio,
porque aquí el silencio es un turista
que mira desde el asombro
cómo también sus pasos se apagan.
Asha, Amira, Isska, Nofek, Ruth, Shiraz…
ninguna de ellas volverá la vista atrás.
Allá encontraron su destino aparte,
unos sobre otros por cuestión de espacio.
A veces todo es cuestión de espacio,
también la vergüenza por la aquí se cobra entrada.

En Praga, hay calles que no pueden
esconder el olor del azufre
mientras los turistas imaginan, día tras día,
el porqué de estas tumbas
que permanecen en eterno desorden.