AGOSTO
Sombrillas abiertas,
gentes que repiten insistentes
la dorada geografía
de otros veranos,
olor de cuerpos
bronceados,
impúdicos pechos que
esculpen su forma
sobre la arena
caliente y castigada.
Sobre el mar, el
horizonte traza su línea
en la medida exacta
de los ojos.
No caben la
infelicidad ni la desidia,
aquí lo que importa
es llegar el primero,
y clavar sobre la
tierra,
como si de una
conquista de tratara,
la marca que habrá de
cobijarnos en la sombra.
Y de nuevo agosto
cumplirá su misión
de sal y pescado
frito.
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