A veces pienso en todo lo que de huida tiene cada día y en cómo nos creemos llenos de certezas, mientras somos habituales practicantes del engaño y la mentira piadosa.
–"Para no herir", nos decimos. Y así, es preferible no contarnos toda la verdad o maquillarla de forma que sea más del agrado de nuestro oyente. Nos enamoramos con la misma facilidad con que nos entra un desamor que lo vacía todo; practicamos amistades educadas y vidas sociales que dejan de parecernos necesarias en cuanto empezamos a conocernos más íntimamente. ¡Valientes hipócritas!
Cuanta más gente conozco más ganas me dan de salir corriendo. Ahora acudo con poca frecuencia a los actos sociales cuando antes lo hacia de forma asidua, podía percibir ese ambiente enrarecido que provoca la envidia, ese sentimiento tan arraigado y nacional, tan extendido y tan nuestro.
Pero que tire la primera piedra quien esté libre de culpa.
lunes, 1 de marzo de 2010
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