Durante aquel día todos los
medios de comunicación anunciaron el cambio de hora, a las dos serían las tres.
Para entonces Laura tenía entre las uñas un sospechoso color rojizo y junto al
cuerpo de su prometido susurraba una y otra vez lo cansada que estaba de hacer
siempre su voluntad.
De nada sirvieron sus
nerviosos intentos de cambio de hora.
1 comentarios:
Mil gracias por tu afecto, Teresa. Fue un verdadero placer conocerte.
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